Crítica de la Internacional Situacionista
Edita: Klinamen, 127 páginas. P.V.P. 5 euros
[...] La Internacional Situacionista (IS) contribuyó al bien común revolucionario, pero sus debilidades también se han convertido en alimento para una audiencia de freaks
que ni trabajan ni son intelectuales, gente que no hace nada. […] La IS les da la impresión de que la realidad fundamental reside en las relaciones intersubjetivas inmediatas, y que la acción revolucionaria consiste en desarrollar una radicalidad en ese nivel, especialmente rehuyendo el trabajo asalariado, práctica que coincide con su existencia como déclassés (desclasados). El secreto de esta radicalidad consiste en rechazar todo lo que existe (incluso el movimiento revolucionario) oponiéndole cualquier cosa que parezca ir más lejos - aunque no tenga nada de revolucionario. En este antagonismo puro no hay nada de revolucionario excepto las palabras. Todo estilo de
vida tiene sus reglas, que son tan opresivas como las reglas del mundo “burgués”. […] La fuerza de la IS no radica en su teoría, sino en una exigencia teórica y práctica que su teoría ayudó a precisar, pero que ella misma no cumplió más que parcialmente. […]
, Jean Barrot-Aufheben
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