
Mientras la cuestión social, que ponía en evidencia la necesidad de la revolución, aclaraba las condiciones que la hacían posible y descubría a sus enemigos, se planteó partiendo de la explotación de los trabajadores, "la crítica social fue ante todo crítica de la sociedad de clases y del Estado". En la fase totalitaria actual del régimen capitalista de dominación y explotación, el antagonismo social decisivo surge de la mercantilización de todos los aspectos de la vida y de la explotación del territorio entendido como "unidad entre espacio e historia, lugar y habitante, geografía y cultura".
La perspectiva antidesarrollista es "crítica de la sociedad de masas y de la idea de progreso". No rechaza la crítica anterior, la amplía y prolonga, "englobando hechos nuevos como el consumismo, la polución, la autonomía de la tecnociencia y el totalitarismo de apariencia democrática". Como nace de la voluntad consciente de emplear las energías del conflicto en la lucha por la libertad, se enfrenta abiertamente, en cambio, a las ideologías falsamente críticas, anticuadas o novedosas, que pululan en la "zona gris" del colaboracionismo intentando recuperar esas energías para el sistema totalitario.
Vari@s editores, 2011
196 págs. Rústica 20x13 cm
8€
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